Valla antifugas Dogtrace D-FENCE 6th SENSE Digital 2200 metros

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Valla antifugas Dogtrace D-FENCE 6th SENSE Digital 2200 metros

Valla antifugas Dogtrace para perros  evita que su perro se escape de su finca o penetre en zonas prohibidas. El cable, al estar enterrado se hace “invisible”, y no molesta para el paso de vehículos o personas.

Valla antifugas Dogtrace invisible D-Fence para perros Digital Hasta 2200 metros,  es un nuevo sistema avanzado invisible que impide que su perro escape de su terreno o entre en zonas prohibidas por usted.

Valla antifugas Dogtrace invisible D-FENCE es un pastor eléctrico para perros avanzado  sin cables por fuera por lo que solo el perro que lleva el collar se ve afectado con la corrección, puede appliar tantos perros como quiera.

Para perros de cualquier tamaño.
Muy fácil de instalar y controlar.

· Hasta 2200 metros de perímetro.
· Diseño moderno con pantalla LCD y control táctil.
· Con estabilizador de señal que proporciona una distribución de la señal uniforme en toda la instalación.
· Menor sensibilidad a posibles interferencias de señal.
· Menú multilingüe.

3 años de garantía

TRANSMISOR:
· Dimensiones: 156 x 116 x 34 mm.
· Zona de advertencia y corrección de 0 a 10 metros.
· Ajuste por separado de zonas de advertencia y corrección.
· Incluye batería anticortes de energía (16 h. de duración).
· Conectado a la red (220 V.)

COLLAR RECEPTOR:
· Sumergible.
· Tamaño: 34 x 40 x 62 mm.
· Correa de nylon ajustable de 20 a 70 cm.
· Peso: 65 g. (con pila)
· Funciona con una pila CR2 3V, incluida.
· 8 niveles de impulso electrostático.
· Duración de la pila: 6 meses (en stand-by).

El Kit de la Valla Invisible se compone de: transmisor de la señal, rollo de cable de 100 m. y 1 collar receptor.

Para el óptimo funcionamiento del sistema, el cable debe estar conectado al transmisor y debe formar un circuito ininterrumpido.

Para instalaciones de más de 500 metros “lineales” le aconsejamos que contacte con nosotros en el 96 687 43 54.

ASÍ FUNCIONAN LAS VALLAS INVISIBLES.
Se delimita el territorio asignado al perro con un cable que parte de un emisor.
El cable se puede colocar de cualquier modo, incluso puede ser enterrado para que ni se vea ni estorbe.
El perro lleva colocado un collar educativo.
Cuando el perro se aproxima a la zona donde se encuentra el cable, el collar emite un pitido para que el perro no continúe acercándose. Si persiste, se activa y administra al perro un pequeño impulso disuasorio que le obliga a retroceder.
El perro aprende rápidamente a respetar los límites de su territorio.
Se pueden crear zonas de cable que no emitan, para que el perro pueda circular libremente sobre el cable.
Durante los primeros días unas banderitas le ayudan a conocer sus límites. Luego se retiran.